Tal vez ya hayas escuchado a cerca del nuevo brote letal de influenza que se está desatando por las calles de la Ciudad de México (y posiblemente también en otros poblados), y si no has oído nada aún no te sorprendas tanto, pues es posible que estés formando parte del efecto cortina de humo que están creando quienes deberían cuidar de nosotros.

Se ha informado de manera bastante maquillada en estos últimos días en varios diarios y noticieros locales que hay brotes de influenza de varios tipos, de entre los que destacan la temida AH1N1 y otra menos conocida, AH3N2, siendo presuntamente ésta última la que ha presentado mayores brotes.

El problema aquí surge cuando los mismos medios se contradicen, ya que hay fuentes que hablan de «solo» unos 100 o 200 casos, mientras otros hablan de miles de personas infectadas (yo me inclinaría más por la segunda).

Pero por si no fuera poco, no solo los medios se contradicen, sino incluso los mismos organismos de salud, pues mientras que unos dicen que hay medicina suficiente para tratar todos los casos, otros dicen que no hay medicina en México (Tamiflú) para curar a los enfermos.

Yo de primera mano, teniendo acceso como empleado a un hospital, puedo confirmar las malas noticias: hay muchos infectados, y siguen ingresando más. Y efectivamente, no hay medicamento para tratarlos, por lo que la cadena de decesos también está en aumento.

¿Qué supone esta crisis de salud?

Al observar esto, es difícil no recordar el escenario vivido en el año 2009 cuando se declaró la primer pandemia del siglo XXI, ocasionando una terrible crisis económica internacional y paralizando al mundo.

Hoy, por lo menos en México, difícilmente una situación así podría repetirse, y eso no supone precisamente buenas noticias, ya que no sería posible debido a las acciones que el gobierno está tomando para minimizar y en lo posible ocultar el problema.

Como siempre, es importante seguir las recomendaciones: en caso de presentar síntomas de gripe, fiebre, dolores de cabeza o dolor en el cuerpo lo mejor será asistir a un centro de salud y no automedicarse. Y en la medida de lo posible guardar precauciones: lavarse o desinfectarse las manos periódicamente, no taparse la cara con las manos al estornudar o toser y limitar el contacto físico con otras personas.

Es necesario mantenerse informados y sobre todo no confiar en una sola fuente, pues como se puede apreciar desafortunadamente está habiendo una terrible tergiversación de la información.

Puedes leer más al respecto en El Universal

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Mi Twitter: @DanielVercor

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